Otro año más han florecido las retamas de “la dehesilla”, las rosas y las adelfas de tu huerto; sin embargo todos tenemos en esta primavera una mirada diferente hacia ellas, una mirada inundada de nostalgia y de recuerdos. Son sin duda tus flores y tus árboles, trabajaste y disfrutaste mucho con y de ellos y te aseguro que te echan en falta como nosotros.
En el huerto, junto a la higuera descubrí huellas de tus botas, huellas que rodee para no enterrarlas, para que sigan ahí hasta que la lluvia las deshaga. Ese era tu paraíso y lo cuidamos, estate tranquilo. Las esparragueras no han sido tan fructíferas como otras primaveras, quizás ellas sabían, mejor que nadie, que no irías a recoger sus frutos sonriendo de orgullo.
El rosal que plantó la abuela continúa dándonos alegrías junto al paredón de piedra y la carrasca cobija los sueños de tu nieta pequeña dándole sombra a la casita de madera que tanto ansiaba y que se ha convertido en el lugar de juego de los pequeños de la familia.
Me voy a despedir diciéndote que de tu mano seguimos regando, plantando y recogiendo frutos; es muy grande lo que has dejado allí para nosotros: un remanso de paz, un olor especial por las mañanas, el canto de los pájaros que cruzan el patio, la oliva, los cipreses….
Gracias por habernos enseñado a ver lo grande en lo pequeño.
Siempre de tu mano…..
ANA, 14 DE JUNIO DE 2012
Una carta preciosa y emotiva. Gracias por compartirla Ana.
ResponderEliminarUn cálido abrazo.
Leti
Gracias Leti por tus palabras. Para mí es un consuelo el poder escribir esas cartas ahora que no puedo comunicarme de otra forma.
EliminarMuchos besos.
Ana