El” tanabata”, significa siete días. Es una fiesta originaria de China y adoptada por los japoneses en el periodo Nara (entre los siglos VII a IX). Se celebra el día 7 de julio cuando dos estrellas que están separadas el resto del año por la vía láctea se reúnen; es el día del reencuentro de “Vega y Altair”. Ambas estrellas representan a un par de enamorados; Vega es Orohime (dama de los tejidos), una hermosa mujer hija de Tenkou, dios de los cielos; ella trabajaba todo el día con un telar llamado Tanabata a la orilla del río Amanogawa, representado por la vía láctea. Mientras; Altair, representa a Kengyu, un pastor de bueyes que estaba del otro lado del Amanogawa.
Son muchas las variantes que tiene la historia de esta pareja de enamorados.
La que cuento a continuación es la más popular:
Tenkou complacido con el trabajo que realizaba el pastor Kengyu decidió presentarle a su hija, a partir del primer encuentro surgió un apasionado enamoramiento de Orohime y Kengyu. Desde ese día, la princesa de los tejidos, abandonaba todos los días su labor para ver a su amado.
Esto ocasionó que poco a poco fueran olvidándose de sus obligaciones hasta el punto de dejarlas a un lado, todo para poder seguir juntos. Ese amor llegó a oídos de Tenkou, que enfurecido, los condenó a vivir a cada uno en una orilla diferente del Amanogawa para que de esta manera solo tuvieran ocasión de verse solo un día al año: el séptimo día del séptimo mes.
Así que ese día de cada año llega el barquero mágico de la luna que llevará a Orohime (Vega) al otro lado del Amanogawa (Vía Láctea) para encontrarse con su amado Kengyu (Altair), y ello sucederá solo si Tenkou está complacido con el trabajo de Orohime y no hace llover, en caso contrario la lluvia hundiría al barquero y no se podrían ver ese año.
Cada año los japoneses celebran la reunión de Orohime y Kengyo. Semanas antes del encuentro de las dos estrellas, se colocan árboles de bambú en las escuelas, oficinas y sitios públicos; en ellos las personas tienen la oportunidad de colocar papeles llamados” tanzaku” con un deseo escrito, usualmente son deseos de amor y es una práctica muy común en Japón; todo ello con la esperanza de que Orohime les conceda su deseo. Esa noche las personas rezan para que no llueva y así los enamorados puedan reunirse.
El bambú y las decoraciones a menudo se colocan a flote sobre un río o se queman tras el festival, sobre la medianoche o al día siguiente.
Antiguamente era una festividad muy femenina, las mujeres colgaban sus deseos de conseguir novio o a su amor platónico.
Cuando todas las celebraciones terminan y siguiendo la tradición japonesa de que las cosas que implican algo muy íntimo de la persona no se pueden tirar a la basura, las ramas de bambú se dejan en los ríos, para que la corriente se lleve los deseos hasta el río celestial de la Vía Láctea.
(especialmente dedicado a mi amiga Aurora que hoy cumple años)
ANA, 7 DE JULIO DE 2013