jueves, 9 de febrero de 2012

ALJABAS

Las aljabas son arbustos con flores procedentes de América y Oceanía, las flores de estas plantas son también conocidas como Fuchsia, Pendientes de la reina, Flor de arete o Flor de nácar; se cree que existen más de 100 especies diferentes. Algunas de estas especies tienen fruto en forma de baya de color morado, estos arbustos crecen mejor a la orilla de ríos y torrentes.

LEYENDA DE LA ALJABA Y EL DUICON

  • Esta vistosa flor con forma de farolito crece en sitios húmedos como orillas de ríos, arroyos y lagunas. Existen dos variedades, una roja y otra blanco-rosada, que brotan en arbustos siempre verdes con largas y delgadas ramas. Tan exótica es su belleza y tan largo su período de floración, que en general se la utiliza como decoración. Una bonita fábula cuenta la amistad entre esta llamativa planta y el Diucón. Este simpático (pero poco vistoso) pájaro gris habita en la Patagonia y sólo llama la atención por sus intensos ojos rojos. La leyenda explica el origen de esa mirada carmesí.
  • El Diucón vivía solo y feliz en los bosques más profundos de la cordillera, bebiendo las aguas cristalinas de lagos y arroyos que fluían de las altas cumbres. Un invierno, mientras recorría el bosque, escuchó una voz que lo llamaba desde la orilla de un arroyo, cubierta de copos de nieve. Con breves saltitos se fue acercando sigilosamente hasta ver una flor roja iluminada por un tenue haz de luz pero casi tapada por la nieve. Tal fue la alegría de la flor al verlo, que la belleza de sus pétalos se multiplicó. Y, temblando, le dijo: “Hola, soy Aljaba. Te he visto pasar por aquí, posándote en las ramitas de mis vecinos matorrales, donde el sol calienta tu gris plumaje”. Y continuó: “¿Podrías ayudarme? No puedo moverme porque la Madre Naturaleza me bendijo diciendo que yo era la encargada de darle mi belleza a este arroyo. Y para ello tengo raíces que se han arraigado firmemente aquí para poder cumplir mi misión”. Sin dudarlo, el Diucón, con su diminuto pico, sacó uno a uno los destellantes cristales de hielo hasta que el primer rayo de sol la iluminó completamente. Con el calor, la aljaba fue despertando a sus hermanas que pendían de la misma rama y, al verlas, el ave quedó maravillada por sus colores. Las flores, agradecidas con el buen pájaro, le obsequiaron destellos rojos para adornar sus ojos. Desde entonces, el Diucón mira el mundo a través del color de la aljaba.

                                                         Puesto de caza-
                                                         las aljabas pesadas
                                                         por el rocío.

                                                          (Buson)


1 comentario:

  1. Qué buena forma de empezar el día con una tierna historia y un olor pendiente de aljaba, sobre todo cuando se mezcla con el recuerdo de una noche de amigos y pucheros.
    "gracias por compartir"

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